No pido que me quieras para siempre. Yo solo quiero salir al balcón y ver tus bragas en mi tendedero, o salir solo a sacar la basura impulsado por tu agilidad en el uso del plural mayestático, o acabar enfadados porque he montado mal, por segunda vez consecutiva, ese maldito mueble de ikea. No pido que me quieras para siempre. Solo pretendo que me corrijas cada semana la lista de la compra, que la conquista de la esquina del sofá nos suponga una crisis diplomática después de la cena, mirarte por encima del libro de las buenas noches cómo te deshaces del vaquero. Saber de ti en las siestas del otoño por tus ruidos de pinceles y vidrio y por tu tarareo de un Creep amortiguado por el ventilador de la canícula. No pido que me quieras para siempre. Pido que me mires y todo sean razones para seguir, que sigas existiendo aquí y así, cotidiana y fresca, como esta habitación los sábados, cuando te despiertas y abres las ventanas y yo alcanzo a decir "es sábado, vuélvete a la cama. No me hagas suplicarte."
sábado, 16 de julio de 2016
domingo, 12 de junio de 2016
Hogueras (poética)
la historia del árbol
que arde dentro,
cada poema cuenta
la historia de mi incendio
en cada verso, el proceso
de mi transformación
en cenizas.
Soy
dolor incandescente,
férvida llama sin respuesta,
víspera del humo,
fútil futuro.
domingo, 20 de marzo de 2016
Instrucciones para vencer el tedio
Buscar caras fantasmales en el gotelé.
Hurgar las costras de mis heridas
y que broten poemas.
Quemar mis fotografías contigo y feliz.
Inventar infiernos e imaginarte dentro.
No llamar a los bomberos.
*Poema recientemente publicado en el Fanzine nº0 Hijos del Aburrimiento
sábado, 27 de febrero de 2016
Una farola de luz intermitente
Anoche se presentó en Murcia el fanzine de literatura e inquietudes varias MANIFIESTO AZUL en el que el Colectivo Iletrados volvió a contar con uno de mis poemas para ocupar sus páginas. No solo agradecerles por hacerme un hueco en su ya veterana publicación (llevan 16 números en casi 11 años), sino también felicitarles a los miembros del colectivo por lo que hacen por la cultura en general y la literatura en particular en esta ciudad.
Aquí os comparto el poema "Una farola de luz intermitente", que podéis encontrar en el fanzine electrónico que también os adjunto, para que podáis degustarlo y disfrutarlo de principio a fin.
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Imagen extraída de http://eljuegodelataba.blogspot.com.es/ |
Una farola
de luz intermitente
“Mirar farolas es amor también”.
El
Terror, Manuel Vilas.
Parpadea
en un gesto nervioso,
-terrorífico, podría decirse-
que oculta la realidad
y la enseña
sin pudor
a intervalos fugaces.
Tiene la bombilla floja,
quizá
a punto de fundirse.
Es como tú,
cuando me cansé
de verte iluminada
a intervalos fugaces
y tu luz se volvió inquietante
-terrorífica, podría decirse-.
Tú también tenías algo flojo.
O suelto.
Y todo acabó por fundirse
a negro.
miércoles, 24 de febrero de 2016
Manifiesto Azul 16
Si os digo que la noche del viernes tenemos fiesta, os gusta. Os digo que se presenta el fanzine Manifiesto Azul (#16) y también os gusta. Os digo que habrá música; ahora os gusta más. Os digo que habrá cervezas y entonces os ponéis como locos.
Y una vez que habéis anotado en vuestras agendas la fecha (viernes, 26 de febrero), la hora (22h.) y el lugar (Café de Ficciones, Murcia), ya no podéis echaros atrás por mucho que os diga que los amigos del Colectivo Iletrados han vuelto a contar con uno de mis poemas para incluirlo en su ya veterano Manifiesto.
Hablaré de farolas.
Dice Manuel Vilas que "mirar farolas es amor también".
Y sí, yo también os quiero. Mucho.
jueves, 11 de febrero de 2016
Habitación de hotel
"Queda también silencio entre nosotros,
silencio
y este beso igual que un largo túnel".
(Jaime Gil de Biedma)
Adorabas aquel cuadro de Hopper. En el Thyssen, con él delante, enumerabas los rasgos fundamentales de la obra del pintor americano [juego de luces y sombras, paisajes interiores, soledad]. Lo habías leído en la Wikipedia. Recuerdo que te quedaste mirándolo durante largo rato, completamente absorta y en silencio. Recuerdo que me quedé mirándote durante largo rato, completamente absorto y en silencio. Yo miraba a una chica que miraba a otra chica que miraba a una carta que había escrito alguien que ahora seguramente miraba para otro lado. Y todo ello en silencio. Todos los cuadros de Hopper –tú lo decías, lo habías leído en la Wikipedia –suceden en silencio. Ahora caigo en la cuenta de que sus obras representan nuestra historia. Nuestra historia. Esta que acaba arruinada entre tu descuidado fulgor y mi permanente penumbra [juego de luces y sombras, game over], la historia que determinará durante mucho tiempo este dolor de alma, un laberinto de arteria ulnar equivocado en mi dedo meñique [paisajes interiores, versos mustios de otoño]. Nuestra
historia. La que acaba contigo leyendo esto, sentada en una cama que ya no nos recordará nunca [soledad, Habitación de hotel]; la que acaba conmigo en un bar de madrugada reconociendo lo cobarde que soy, [soledad, Nighthawks] incapaz de decir adiós si no es por escrito, si no es con el sigilo de una hoja de papel que demuestra que de tanto callar he perdido las ganas de hablar [todos los cuadros de Hopper suceden en silencio]. Y ahora sí: Ahora, adiós.
martes, 2 de febrero de 2016
El problema del Milenio/ El valor de las cosas sin valor
Se trata de mirar al mar
y ser consciente de estar
frente a un problema no resuelto.
La forma en la que llegan las olas,
la cadencia de su vaivén, el movimiento
de cada partícula de agua
que compone el piélago…
Resolver todo ello
vale un millón de dólares.
Para ti también eran las olas
un problema no resuelto.
Se te llenaba la boca de mar
mientras conjugabas
el verbo huir, balbuceabas
la palabra esperanza,
tal vez un ojalá...
Gritar pidiendo ayuda
no valía la pena.
Se trata de mirar al mar
y ser consciente de estar
frente a un problema no resuelto,
y no por las olas ni su movimiento.
La ecuación tampoco consiste
en repartirnos los vivos,
ni llorar por los muertos.
Se trata de mirar al mar
y que no valga un millón de vidas.
domingo, 13 de diciembre de 2015
La volea de Zidane
A J.C. Carazo
Te esperaré llegar.
Como caída del cielo,
acomodaré mi cuerpo
a tu impacto.
Solo quiero ponerte ahí,
donde te sueño,
donde te mereces.
Y así, en la soledad
de una ovación,
sentirnos grandes.
Esta noche soñaré contigo.
Serás el gol de mi vida.
Europa será nuestra.
Serás el gol de mi vida.
Europa será nuestra.
jueves, 29 de octubre de 2015
En noches como esta
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"Noche Maga" ©Sara Moyano http://saramoyanoreina.blogspot.com.es/ |
Hace unos años le regalé a una amiga dos reproducciones de dos obras de la artista cordobesa Sara Moyano entre las que se encontraba "Noche Maga". Las pasadas Navidades, mis padres, que sabían en todo momento que quedé prendado de las obras, me regalaron a mí el mismo par con el que yo había obsequiado a esa amiga. Ahora lucen de maravilla en mi habitación y me permiten ver cada noche y cada mañana, como si de una ventana más se trataran, la ciudad de la que vengo, hoy a 500 kilómetros.
Sucede que hace unos meses, observando el cuadro, me asaltó un recuerdo:
Es de noche y vuelves de una de noche de copas en compañía de los amigos de siempre, después de mucho tiempo tratando de reunirlos en tus recurrentes retornos a Córdoba. Te acompañan, camino del coche de vuelta a casa, y tienes una epifanía. El alcohol, la felicidad, la noche o tu ciudad encienden una luz que normalmente está apagada y lo ves claro: es un momento de esos para recordar. Y te vuelves a ellos para hacérselo ver, para mostrarles el valor de esa noche, el hecho de estar allí, cruzando ese puente, después de tantos años tejiendo otros tantos puentes para seguir unidos al cabo de la noche y sus cervezas y sus historias. Justo ahí, en mitad del puente, os detenéis para volveros a mirar la ciudad y ser conscientes de todo. A mitad de camino estáis: Entre las copas de antes y el camino a casa en coche, entre la ribera cálida y la orilla fría, entre las luces y las sombras, entre las complicidades y las despedidas. Córdoba siempre es cruel cuando todo son dosis breves, pero qué necesario es mirar atrás, tomar distancia y valorar los años y las compañías.
Después, lo recuerdas, llegarías a casa, y casi en duermevela, garabateaste en la libreta un par de líneas que meses más tarde se convertirían en este poema:
En noches como esta
A ellos saben quién.
Quiero quedarme a vivir
en noches como esta.
Cenar mirando al río y a tus ojos,
observar mi sonrisa en la vuestra,
compartir vino y recuerdos
y risas y deseos de seguir aquí,
acurrucados entre todos,
al pie del tiempo y la distancia.
Quiero quedarme a vivir
en esta noche que ya es nuestra.
Tomar unos gintonics al amparo
de los 30º de esta madrugada
y una banda sonora original,
con las mejores vistas del mundo
y rememorar tantas otras noches
ahora ya no tan cotidianas.
Después, buscar el coche
cruzando el río y hacer un alto,
en mitad del puente,
para mirar atrás y observar
la ciudad en negro y noche,
algún neón,
la cal,
la arena,
algún neón,
la cal,
la arena,
y ser
conscientes de ese momento,
conscientes de ese momento,
-hacerlo eterno,
o al menos, trascendente-
de ese estar allí, en ese ahora,
recogiendo lo que queda
de nosotros,
de nosotros,
de esa noche,
de tantas noches,
de tantas noches,
de nuestra noche.
Quiero quedarme a vivir
en noches como esta:
Emborracharme
como antes,
con vosotros,
sin contemplaciones.
como antes,
con vosotros,
sin contemplaciones.
domingo, 25 de octubre de 2015
Cambio de armarios
Guardar abrigos y bufandas,
sacar las camisas de lino,
las sandalias y las mangas cortas.
Descendientes de la serpiente,
cambiamos de piel por temporadas.
En el suelo, expuesto,
nuestro atlas de geografía textil.
Peleamos, negociamos:
Yo tiro esto –porque, la verdad,
está hecho un asco –
si tú te deshaces
de esa blusa que odio.
Cierro los tratos contigo
abriendo tus cremalleras.
Adoro ver, mezclados,
tus vestidos de invierno
con mis cuellos vueltos,
tus medias tupidas,
mis botas de siete leguas.
Mis cajas de zapatos guardan
muchos caminos contigo.
Mis cajas de zapatos guardan
muchos caminos contigo.
sábado, 10 de octubre de 2015
El otoño
![]() |
Imagen de J. Carlos Carazo [@jcarloscrz] |
“Those raindrops are falling on my head,
they keep falling”
Sueño con que me desarmes
de locura y abandono
y que me desordenes
como haces con el otoño
cuando te espera al salir de casa
tendido en las aceras
y tu tarareas a B.J. Thomas
aunque no llueva,
ni yo sea Butch Cassidy
ni seamos atracadores de bancos,
y esto tampoco sea Wyoming.
viernes, 18 de septiembre de 2015
La infancia era aquello
jueves, 17 de septiembre de 2015
Un columpio invisible
lunes, 24 de agosto de 2015
Frames of life
Me ha tocado
vivir en este preciso fotograma vivo, en este pasar de nubes y lunes, en este
desgarro, vendaje y cicatriz, en aquellas lluvias, en estos lodos, en el
transcurso pausado de un improvisado ahora, en la pequeña contradicción de una
vida enmarcada: frames of life. Y es bello a pesar de los lunes y las
tormentas, de las heridas y el asfalto. Es bello y no por las nubes y su paso
lento, como de película de Wenders, ni por la forma de sonrisa que tiene mi
cicatriz, ni por la sublime vorágine de inventar un baile a cada paso. Es bello
porque tú, quienquiera que seas, también habitante deshabitado, miras conmigo y ves las mismas nubes, los mismos lodos, el mismo
desgarro. Esa belleza.
jueves, 9 de julio de 2015
París (éramos jóvenes y de noche)
Éramos jóvenes y conquistábamos
París sin aguacero. Cumplíamos promesas escupiendo desde una gárgola triste de
Notre Dame. Nos dormíamos en el metro, nos perdíamos en el Louvre, descansábamos en los cementerios. El
diluvio, Montmartre, dos cápsulas de Nolotil. Homeopatía, fotos de
grupo, nunca iremos a Disneyland. Éramos jóvenes y con la ciudad a nuestros
pies, alguien se declaraba entre risas. Bajábamos andando y gritando como si
fuera nuestra la Torre Eiffel. Al anochecer, asaltábamos los supermercados, nos
apostábamos la cena, fingíamos no tener nada que perder. Éramos jóvenes y nos
gastábamos el resto en ingredientes para una resaca de viaje de vuelta: para
los valientes, ron Negrita, para las señoritas, un Chardonnay adornando una
alfombra. Éramos jóvenes y de noche cruzábamos los pasos de cebra de París en
pijama. Éramos jóvenes. Éramos jóvenes y de noche. Éramos de noche y sueños, de blancos y negros, de aquel ahora. París, por supuesto, era una
fiesta.
domingo, 7 de junio de 2015
Furgón destartalado
No sé bien en qué momento
perdí contigo el tornillo
que me desarma,
ni en cual de tus intemperies
decidí abandonarme,
ni por dónde rompiste mi bolsillo
de las cosas importantes.
Por eso, este sonido
de furgón destartalado
al agitarme;
por eso, este sabor a óxido
de mis besos;
por eso, este hueco mío
que siempre andas llenando.
miércoles, 27 de mayo de 2015
Dos horas en meses
A Jose
Para nosotros
la amistad quizás sea esto.
Que llegues tarde
y que te perdone la vida.
Después, descender a la noche,
atravesar en coche la ciudad,
[soy el peor
copiloto del mundo]
aparcar de oído,
caminar despacio,
bajar el Bailío,
discutir entendiéndonos.
Porque tú rechazas mi Limbo
y yo acepto tu Jazz
Café.
Para nosotros
la amistad quizás sea esto.
Una barra de bar
con cervezas y escotes.
Encontrarnos aquí,
como siempre,
a pesar de los años
o por culpa de los años,
venciendo al tiempo
y a ese peso demoledor
de distancia mal llevada,
al otro lado de las ausencias
y esa dejadez nuestra,
tan desastrosa como recíproca.
Para nosotros
la amistad quizás sea esto.
Vernos
dos horas en meses
y que todo
siga como siempre.
Sentirnos vencedores.
Sabernos vencidos.
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Foto de José Luis Ogea |
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Foto de Chema Rubira, extraída del perfil en Facebook de Jazzcafé Córdoba |
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Foto de Melette Mel, extraída del perfil en Facebook de Limbo Córdoba |
lunes, 13 de abril de 2015
Las consecuencias
El incendio, primero,
la sed, después.
Las consecuencias
de un beso mal apagado
en las comisuras de tus labios.
lunes, 29 de diciembre de 2014
Vida paralela
Una vida en la que pago mis facturas,
me abducen los horarios laborales
y el tedio de entresemana,
y me dejo caer en rutinas e inercias
que nada saben de poemas ni heridas.
Una vida paralela a esta otra
de vísceras, cicatrices y desgarros,
que corre casi ajena a este escozor
de ojos, garganta, corazón-abismo,
y a los alaridos mudos de tímida lírica
desmedida, vítrea, de frágil f(r)actura.
Hay una vida paralela a estos versos.
Una vida de hipotecas y tipos de interés,
maletas, ropa de plancha y compras semanales.
Una vida a ras de calle, paralela a esta otra
que siente, que ama, que se desangra
subterránea, de fulgor umbrío, descauterizada.
Caigo en la cuenta: puede que me equivoque
y no sean tan ajenas la una de la otra.
Quizás ambas vidas, además de paralelas,
respondan también a cierta relación lógica
de causa y efecto.
Puede que exista entre ellas un equilibrio
que evita que todo caiga por su propio peso.
martes, 25 de noviembre de 2014
El fin justifica los comienzos
Intentó encajar el golpe con dignidad, pero
aquella era la mujer más especial que había cruzado por su vida. Aquella lección
sería dura de aprender, pero tenía que haber una fórmula mágica que la hiciera
desaparecer a toda ella, a su físico y a su química. Finalmente, tras cruzarse
con otra belleza rubia en la misma barra donde minutos antes la mujer de su
vida le decía que no, encontró el teorema que justificaría todos sus fracasos.
Mientras se preparaba para atacar a su nueva presa, asimilaba la derrota
anterior repitiéndose hacia dentro: “lo nuestro empezó porque tenía que
acabar”.
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