lunes, 31 de agosto de 2009

City Sounds II

Os dejo hoy con una entrega más de City Sounds. Esta vez les toca el turno a Robert Smith y sugente, con el mítico Just like heaven, y a Jota y sus Planetas con la también archiconocida "Un buen día", dos grupos catalogados de oscuros, pero cuya música resulta de un buen rollo estremecedor...

Disfrutadlos:
"Show me how you do that trick
The one that makes me scream" she said
"The one that makes me laugh" she said
And threw her arms around my neck
"Show me how you do it
And I promise you I promise that
I'll run away with you
I'll run away with you"

miércoles, 19 de agosto de 2009

Lugares comunes: hogares en construcción


Desde la azotea, un rebaño de grúas como velas en la tarta de cumpleaños de un septuagenario abuelo. Y debajo de cada una de ellas, un proyecto de edificio, esqueletos hormigonados de viviendas sin terminar, hogares sin alma ni tabiques. No hay ventanas, solo huecos. En algunos muros, yeso a medias, ladrillos y cemento en hileras horizontales que forman el coloso vertical… De cuando en cuando, y como único ápice de vida, latas de cerveza vacías por el suelo, colillas extremas de cigarrillos, un sombrero de paja. Cuando sopla, el viento pasa de largo.

El edificio Mirador[1] es uno de ellos. Pequeño, de sólo 12 viviendas, interrumpieron su cerramiento en la segunda planta. Las razones dan igual… quizá solo importen los efectos. Zona de expansión, avenidas grandes, plazas y jardines, buena comunicación con el centro de la ciudad. El anterior dueño del terreno no volverá a pasar hambre, ni sus hijos, ni los hijos de sus hijos... Hoy, el edificio –o su promesa –espera paciente a tiempos mejores, derrotado por un coitus interruptus en el que nadie tenía ni idea de técnicas tántricas. Ahora: todos con dolor de huevos.

Durante el día se oyen los ecos de obras cercanas con mejor suerte. Golpes metálicos, maquinaria de estrépitos, voces con cascos. De noche el panorama es muy distinto. Casi todo es silencio y oscuridad. Nadie pasea aún por esas avenidas a medio hacer. De hacerlo, y prestando atención, podría observar cierto fulgor en las ventanas del 2º D. Un zigzagueo lumínico.

Roberto tiene treinta y cinco y un futuro incierto. Él y Alicia son padres de Luis, de 5 años, y de Alba, aún por venir. Hace apenas unos meses, la cuadrilla de Roberto terminaba el cerramiento de las dos primeras plantas del edificio. Ahora, despedidos, desahuciados y desesperados, se esconden a la luz de las velas para tener un techo. Mientras buscan la solución, compran en el Lidl, viajan en autobús y se imprimen Currículums en casa de algún amigo, como cualquier hijo de vecino. Calientan latas en una cocina de camping y consiguieron un colchón de matrimonio que alguien desechó. De manera inexplicable, han conseguido ocultar su situación a sus padres. Un transistor a pilas les mantiene informados de la última evolución del Euribor, el precio de la vivienda y el descenso de la firma de hipotecas. Sobreviven con la paga del INEM de Roberto, que acabará antes de que llegue Navidad.

Hace unos meses, él, como su antiguo jefe, también intentaba construir un hogar.


[1] Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

martes, 11 de agosto de 2009

Noche de tormentas

La luz de la cocina parpadea con la asiduidad de las películas de miedo. La encimera, el fregadero y tú aparecéis en flashes fugaces de un blanco interrumpido para volver al espacio a oscuras, nocturno. Amanecer es que tú abras el frigorífico y, con una sonrisa cruel, me pases una cerveza. Tu beso solo sabe a aproximación. De nuevo oscuridad.

La lavadora centrifuga mientras buscamos el trasluz de la ventana. Ese otro beso tuyo no ha llegado en son de paz. La luz continúa zigzagueando entre tú y mi cabeza, relampaguea el tubo de neón… abres la ventana.

Entonces descubrimos la triada perfecta: A lo lejos, más allá de la ciudad y sus electricidades, una tormenta se avecina con la pereza de lunes por la mañana, estalla en mil rayos, entre las nubes, ahogando de luz el cielo ceniza.

Por su lado, la cocina acoge una tormenta propia que surge desde el techo e inunda a destellos veloces cada rincón. Completa la triada circular nuestra tormenta propia, que inicias con tu beso-relámpago, ante el que yo no puedo más que doblegarme.

lunes, 3 de agosto de 2009

La tarde Genial

Bajaba por el Bailío y buscaba la sombra por Alfaros para llegar a tiempo al Jazz. Al llegar, descubre una calle desierta y una puerta cerrada. Después de mucho tiempo de intentos infructuosos por ambas partes, hemos conseguido establecer un punto X y una hora H (distinta, afortunadamente, a las 17,30) para saldar la deuda pendiente de los años lejanos, de los telones bajados, los kilómetros recorridos y los post releídos. El segundo en discordia aún no ha llegado, ¿o sí?
En efecto, ha llegado pronto y, ante la negativa del Jazz por abrir esa tarde, ha decidido dar una vuelta para hacer tiempo. Aparece calle abajo y no se le ha ocurrido cambiar. Durante 7 años los abrazos han quedado escritos, ahora, en uno solo, se sellan todos.
Ante la traición de nuestra primera opción, la Corredera surge como alternativa, castiza donde las haya. Hacen falta 3 ó 4 cervezas para ponerse al día, dibujar un esquema mental del recorrido realizado por nuestra cuenta, hay tiempo para hablar de todo un poco: nuestras vidas, nuestras ciudades, las contradicciones y los sentimientos de pertenencia o no. En todo momento se echa en falta a la señorita del verso punzante, esa que años atrás nos bordaba a Yerma en una escena que siempre fue demasiado corta.
La conversación es fluida, tratamos de entender la situación mundial sin tan siquiera comprender la situación local. El caso es que en dos horas que se me hacen en exceso breves uno consigue darse cuenta de que gracias en parte a esta ciudad el contacto sigue ahí...
Decidimos iniciar un paseo lento, las palabras sigue fluyendo, y, sin darme cuenta, llegamos a la Ribera donde existe un banco para continuar saldando la deuda conversacional. Como broche final, por arte de magia, y sin necesidad de chistera, se saca un libro de la manga. Las páginas tienen el encanto del abuso de caricias y el color de los años en movimiento. Dentro me espera un Bukowski abierto de par en par. "Espero que lo disfrutes", me dice.
La despedida es alegre, porque sabemos que no pasarán otros siete años... y si pasan, dará igual.

Genio. Genio. Y Genio.

Ángela... la próxima vez, hazte un favor: concédete el deseo de venir.

Resumen vacacional

Mi hermano cumplió los 25 el mismo día de todos los años. La piscina ayuda a combatir el calor. Mi hermana voló por primera vez. A veces, un piloto puede pisar el acelerador y llegar antes de la hora prevista aún habiendo salido el vuelo con retraso... tantas prisas solo llevan a un aterrizaje algo brusco. El norte de Italia está lleno de italianos que conducen como locos y pequeños pueblecitos rodeados de colinas verdes. El lago Como está situado a 199 metros de altitud sobre el nivel del mar y tiene una superficie de 146 km². El Duomo de Milán es la cuarta catedral católica romana más grande del mundo, dentrás de la de Sevilla, la de San Pablo en Londres y la basílica de San Pedro en Roma. Verona es el culto no-del-todo-justificado a Romeo y Julieta. Ficciones es un gran libro al que habrá que volver. Venecia no huele mal. No tiene vida propia, pero es completamente distinta a cualquier ciudad, con ese encanto de las ciudades decadentes. Y repito, no huele mal. De vuelta a Córdoba el tiempo ha volado entre salidas nocturnas y horas en remojo con olor a cloro.
A destacar: Mi amigo genio y yo nos cobramos una deuda que teníamos pendiente (gracias, JG, por esas dos horas -tan breves- entre cañas y tertulia), en el corazón de esta ciudad, realizando actualizaciones automáticas de nuestro software personal, poniéndonos al día... después de tantos años sin vernos las caras... entre los madriles y las murcias hemos descubierto que la distancia no es tanta. (Gracias, también, por tu detalle Bukowskiano y cervecero). Todo ello merece una entrada que postearé a continuación.
En resumen, unas vacaciones combinadas con viaje maratoniano y días tranquilos de andar por casa.