jueves, 25 de septiembre de 2008

Gracias y perdones (a quien corresponda)

Por hacer conmigo lo que hace la luz con los rincones,
y por darme lo que le da el magnetismo a una brújula. Gracias.

Por no estar más inspirado 1000 Perdones.

Esto no salda mi deuda... te sigo debiendo algo.

A.B. 

"Perfectos extraños" de L.R.

Hace unas semanas, Lola, una amiga de mi época más teatrera, me pedía permiso para adaptar el post que colgué en este blog titulado "Las colas" (dentro de la sección "La ciudad: historias") para grabar un cortometraje que participaría en el Certamen de Cine Instantáneo del Eutopía´08. Después de darle -por supuesto que se lo dí- ese "permiso", me pidió que escribiera yo mismo el guión literario, a lo que accedí sin problema alguno y, cómo no, con una ilusión tremenda. Después, Juan Antonio, de Andalocio, revisó el guión y lo mejoró, transformándolo en guión técnico. Y entonces, en 24 horas, (porque de eso va el concurso) con la participación de actores, ayudantes, técnicos y demás, Lola consigue grabarlo... 
Ayer mismo recibía un correo suyo, informándome de que el corto, titulado "Perfectos Extraños", había sido seleccionado junto a otros finalistas y que hoy mismo, en la Filmoteca de Córdoba sería estrenado para que los espectadores votaran al vídeo merecedor del premio del público.
Desde aquí, tal y como le he prometido, quería felicitarle y mandarle un beso enorme (y ya de paso hacerle algo de publicidad). Para mí ha sido un placer prestarte la historia y poner mi "granito arena"... una ilusión tremenda que me llamaras, que contaras con algo mío para algo tuyo, y bueno, que me hicieras participar indirectamente en lo que no he podido hacerlo de forma directa por estar presente pero de lejos... De verdad, gracias y, sobre todo, enhorabuena!!!

Pronto, en cuanto pueda, y si ella lo permite, colgaré el vídeo en este mismo sitio... espero que sea pronto.

Muchos besos y saludos cinematográficos.
(Fin... de este post)
(La historia... continuará...)

martes, 23 de septiembre de 2008

Revoluciones eutópicas

Mientras, los rincones se llenan de eutopías. El periódico dice "El amor está en el aire" cuando habla de Facto Delafé y sus flores azules en La Corredera; un amigo -sí, tengo algunos, éste en concreto no me deja comentarios -me cuenta sobre su experiencia en el Arqueológico escuchando poemas de origen romano y andalusí con nocturnidad y alevosía; después leo también el inicio de "Conversaciones en la azotea", con la participación de Cercás... y mientras me voy muriendo de envida -solo un poco- y haciendo una lista mental con las cosas a las que habría asistido en el EUTOPÍA, mientras todo ello va sucediendo en la ciudad-huella, el otoño se instala en nuestras vidas anunciando, además de sus revoluciones habituales, un pequeño cambio espacial en mi vida.

Cuando hablo de otoño no hablo de la manida expresión "alfombra de hojas secas", sino del color café con leche que baña la ciudad. No hablo de la lluvia, sino de la vista borrosa desde el lado seco de la ventana. No nombro la tristeza, porque no es estación-tristeza, sino estación-nostalgia. Es la estación del paraguas y la leche caliente.

A las siete de la tarde, la ciudad ya tiene al sol en el bolsillo, hay vida en las ventanas de los bloques grises y la penumbra se apodera de los parques para alegría de alguna pareja. Bajo del coche y siento la necesidad del frío (pero no), de un paseo por La Ribera (pero no), de un café en el Soul (pero no). Este fin de semana la estación cumplirá mis deseos. Llega Otoño y sus revoluciones eutópicas...

A.B. ... deseando Otoños eutópicos (pero no).

La Mudanza Espacial

Voy metiendo mi vida en cajas, 
ordenándolas en la puerta
junto a las maletas.
Tiempo de bajar persianas,
cerrar ventanas, desnudar camas,
echar miradas atrás.
Se trata del experimento
de los metros cuadrados,
del alquiler con contrato,
de la autovía en coche
y la noche sin tráfico.
La mudanza espacial.

domingo, 21 de septiembre de 2008

jueves, 18 de septiembre de 2008

PLOF

Porque me he enterado hoy.
Porque vaya semanitas que llevo.
Porque el Eutopía será, para mí, más corto de lo que esperaba.
Porque las vacaciones tendrán que esperar.
Porque no podré asistir al rodaje (lo siento, Lola).
Porque hay días que no sé a qué coño huelen las nubes.
Porque no habrá García Montero que valga.
Ni amor-muerte en las Tendillas.
Ni Facto Delafé ni Flores azules...
Lo siento, pero yo también tengo días así.

Y tendréis que aguantarme.

A.B. (Aguantándome).

Mañana prometo entrada optimista.

martes, 16 de septiembre de 2008

Ciudad esperanza


Se me llenan los cajones
de esperanzas en Septiembre,
sonsacándome sonrisas
-leves, tímidas, apenas
un apretar de labios.-

El tren me hace sentir
más sábado que nunca.
La vida en sus ventanas
es fugaz, como esta felicidad
que me empuja a abrir
botellas de champán imaginarias.

Se me avivan las pupilas,
me tiemblan las manos y digo no:
las puertas nunca estuvieron cerradas,
solo mis ojos.
Los sueños a veces se cumplen
en un vagón de tren
o en llamadas de teléfono
que te pillan de improviso
comprando en el supermercado.

Con los cajones llenos
de esa hierba fresca
que Septiembre deja,
el camino de vuelta se hace corto,
el equipaje menos triste,
la ciudad más esperanza.


domingo, 14 de septiembre de 2008

Eutopía 08


Córdoba. Del 18 al 27 de Septiembre.
Marca esos días con fluorescente, no planees nada, pide unas vacaciones, prepárate para el mejor festival internacional de creación joven. Este tercer año intentará superar, si cabe, el éxito conseguido en sus dos ediciones anteriores... y yo -si nada cambia- podré estar allí.

Conciertos, exposiciones, coloquios, certámenes, charlas, arte en la calle, talleres, gastronomía, danza, teatro... ¿Se puede pedir más? Nombres: Quique González, Luis García Montero, Javier Cercás, Ivan Ferreiro, Calamaro, Santiago Roncagliolo, y un puñado más que no recuerdo ahora... 

Para más información, pincha aquí.

De momento, servidor ya tiene entradas para el concierto del sábado y una pequeña "colaboración" en el VII Festival de Cine Instantáneo... Intentaré organizarme la semana para asistir a la mayor parte de cosas interesantes.

Nos vemos por el Eutopía.












A.B. (Con espíritu participativo y creativo, después de una semanita dura).

sábado, 13 de septiembre de 2008

Lugares comunes: los trenes

A veces un viaje, por pequeño que sea, trae consigo un viaje interior interesante. El tren invita a esa bimodalidad viajera, ese mirar árboles fugaces a través de sus ventanas mientras, en el otro viaje paralelo, son las ideas, las dudas, los sueños, las ilusiones, las que se aglutinan, se desdoblan velozmente, dando vueltas incesantemente en la cabeza. Es la magia de los trenes, ese no ser nadie y querer serlo nada más bajar al andén. Lo importante no es el destino físico, geográfico, localista... sino el otro. En lo poco o mucho que dure el trayecto en tren, el viajero tiene el reto más dificil en el viaje interior: resolverse todas las preguntas que se va lanzando, esquivar los abismos a los que va llegando, y pisar tierra firme con la firme certeza de saber hacia dónde va y, aún más importante, sentir, saber, reconocer, que su deseo realmente es ir en esa dirección.
Cada viaje lleva a lugares, decisiones, ideas... proyectos.

El viajero normalmente prepara su maleta para el viaje en tren, pero nunca está del todo preparado para los viajes interiores al centro de uno mismo. El vagón zigzaguea con ritmo de nana antigua, ofrece el estado onírico perfecto y el paisaje siempre aparece movido como una muestra estadística de la vida de cualquier ser humano; esa vida fugaz que rara vez nos deja pensar.

Es extraño, -piensa el viajero- cuanto más deprisa va el tren, más fácil se hace pensar.

El tren sigue su curso. Su vida también.

A.B. y los viajes interiores.

domingo, 7 de septiembre de 2008

El lugar de las preguntas que no pueden ser contestadas


Hoy, en EPS, viene un reportaje sobre las 13 ciudades españolas nombradas Patrimonio de la Humanidad. Se trata de una exposición fotográfica que va a recorrer las 13 ciudades y de la que el texto habla maravillosamente.

Me llama la atención la diferenciación que hace entre las "ciudades en las que paramos y podemos alojarnos, pasear por sus calles y visitar sus tiendas y museos; y ciudades que guardan un secreto, una historia que ya nadie recuerda, pero que sigue viva, pidiendo a los viajeros que la escuchen. Ciudades para encontrarnos con lo que ya sabemos, y ciudades para preguntarnos por lo que nos falta. Las ciudades de la identidad, y las ciudades donde buscamos perdernos". Desde luego, no podía estar más acertado... ciudades con Magia (con M, de Mayúsculas) y ciudades para visitar sin más (sin desmerecer a estas últimas). Y es que hay lugares que nos tienden siempre una invitación a perdernos, a realizarnos preguntas que quizá no tengan respuesta, a pasear, sin más, en busca de ese misterio que su historia esconde incluso a los oriundos de aquel lugar.

Os invito a leer el artículo, con estupendas fotos de la exposición itinerante. Ávila, Salamanca, Cuenca, Toledo, Santiago, Córdoba...

-Palabras en cursiva sacadas íntegras del texto del reportaje.
-La foto es mía y no, esta vez no es de París... (que sé que empiezo a ponerme pesadito...)

Saludos de nuevo...

El interrogante

Y así, de repente... un interrogante. 

Detrás de él, una puerta entreabierta y, colgado de su picaporte, un puñado de dudas, miedos e inseguridades. Desearía cruzar la puerta... 

... pero no a cualquier precio.

Comienzan los días giratorios, de dar vueltas en serio, de mirar a los ojos, de hablar para adentro, de saber lo que queremos.

Ese interrogante planteaba una opción que, hasta el momento, se antojaba lejana, casi improbable. Ahora, se presentaba de imprevisto, sin anestesia, para ofrecer giros de 180 grados.

El vértigo feliz.

A.B... que el mundo se pare, necesito pensar.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Notre Damme (Serie)




Lugares comunes: Cajeros Automáticos

La policía lo encontró medio desmayado, sentado en el suelo, con la mano apoyada en la ranura del dispensador de billetes y la espalda recostada contra la pared. Le caían babas sobre el polo azul marino y el pie derecho, intermitentemente, temblaba como si de un estertor se tratase. Los agentes dudaron si llamar al 112 o no.
Un vagabundo salía del habitáculo con un par de cartones y un “este pirado no me ha dejado dormir en toda la noche” farfullando en la boca. Después, mientras esperaban a la ambulancia, uno de los polis tuvo que tomarle declaración. Se había gastado 15 céntimos de su colecta de limosnas diaria en llamar a la pasma, pero debían ser los 15 céntimos mejor invertidos en meses.
Ese tío no me dejaba dormir, señor agente, que hay mucho loco suelto, usted ya sabe.
Martínez retrocedió cuando el declarante sacó un moco del tamaño de un garbanzo de su prominente nariz barbuda. Sin saber qué hacer con él, lo hizo desaparecer por algún lugar a sus espaldas.
Como le iba diciendo, llegó… tan normal… buenas noches… y yo: buenas noches… Y le voy a decir una cosa, señor agente: que éste que está aquí sólo se mete ahí porque es invierno y usted ya sabe… que si no… Total, que el tío entró y yo ni caso, media vuelta y a dormir.
Flores, el compañero de Martínez, trataba de hacer reaccionar al individuo que había quedado dentro sin querer acercarse demasiado. Tímidamente trataba de llamarle, “caballero, disculpe”, “¿oiga?” pero no obtenía respuesta excepto otro espasmo violento de la pierna derecha. Echaba mano al micro de su emisora, “Aquí Flores, ¿para cuándo esa ambulancia?”
Y nada… tan tranquilo hasta que ¡Pom!, porrazo al cajero… ¡coño, que me despertó! Y mire usted, señor agente, que yo tengo un dormir profundo… pero si usted viera el golpe que le pegó… Y eso, que ya me espabilé y vi que el nota se iba poniendo algo más nervioso… que si unos golpecillos nerviosos, que si otro golpe fuerte… que si un me cago en la puta…
Trataba de tomar nota de todo, pero sabía que tenía que pararle los pies. Los pequeños detalles podían obviarse y pasar directamente a lo que le había pasado al individuo. Martínez se lo preguntó directamente.
Nada, usted ya sabe, señor agente, primero de mes, el muchacho, que si su nómina ya estaba ingresada, que si el digital plus, que si el recibo de la hipoteca que ha subido… en lo poco que conseguí entenderle, porque hablaba solo, señor agente, que yo no le dije nada… pues decía que tenía que pasar el mes con veinte euros, que estaban todos locos, que si Zapatero, que yo creo que de esto no tiene la culpa Zapatero, pero no le iba a llevar la contraria al pirado ese, que si esto no podía ser, que encima cada mes cobraba menos, que ahora qué, que a la mierda todo, que el hijo puta este me tiene que dar algo, que es un cabrón, ahí ya empezó con las patadas al cajero, señor agente, y empezó a darle a las teclas como un loco y a gritar como un poseso… Entonces le dije, ¿te quieres callar, hostias? Y ya le vi mala cara… unos ojos así… como de loco, usted ya sabe, que hay cada uno suelto por ahí… Y para quitarle hierro le ofrecí un poco de vino, porque uno es pobre, pero solidario, ¿sabe usted lo que quiero decir, no? Pero empezó a desvariar, hablaba de la letra del coche, la lista de la compra, el agua, la luz, de un tal Pedro el del bar… y se ha ahogado, señor agente, yo creo que es eso, porque el tío dale que te pego con el cajero, y “que me dés dinero, cabrón”, y venga a darle a las teclas, y venga a darle golpes, y aquello empezó a pitar, al tío le dio la tos y cuando me levanté para darle de hostias… ¡espuma por la boca que estaba echando y todo! Ahí lo vi claro… esto era cosa de las fuerzas del orden… usted ya sabe… y les llamé.
Martínez dudaba si ese “llamé” era con elle o con “i griega” cuando llegó la ambulancia. Dio por finalizada la declaración y entró en el cubículo para ver si reanimaban al individuo. Cuando vieron que las constantes vitales las tenía estables, no tuvieron más que meterlo en la ambulancia y llevárselo.
Le tocó a Flores llamar a M. T. E., 40 años, ama de casa y señora de J. R. F., para decirle que su marido que habían encontrado a su marido tirado en un cajero automático después de haber sufrido un ataque de ansiedad producido por un exceso de números rojos en sangre. Al parecer, la hiperventilación ocasionada por el correspondiente cabreo le llevó a la locura y, posteriormente, al desmayo. M. T. E. ni reaccionó. Colgó el teléfono y se echó a dormir.
A la mañana siguiente, cuando J.R.F. llegó a su casa, todavía convaleciente y medio adormilado por una intensa medicación, encontró una nota en la nevera.

“He ido a por tabaco y no volveré.
Llevo meses liada con David Cantero, el del Telediario.
Me ha prometido un viaje a Australia y no le he podido decir que no”.

Entonces pensó en cortarse las venas, pero estaba demasiado drogado. Lo dejó para después.