miércoles, 25 de junio de 2008

Las colas


Él mintió. Aseguró trabajar en el Departamento Comercial de una gran empresa de productos químicos, con sede a las afueras de la ciudad: Es un lío, coger todos los días el coche, hora punta, los atascos, llegas tarde… el trabajo en sí no está mal, apasionante, cada día una aventura nueva, nuevos retos, grandes compañeros, muy buen sueldo. Pero en fin, no te quiero aburrir hablándote de mi trabajo. ¿Tú estudias o trabajas?
Trago al White-label-cola. La risa de ella le hizo caer en lo poco original de su pregunta.
Ella también mintió. Aseguró ser Delegada Adjunta de una firma alemana de mobiliario de oficina: Lo que más me atrae de mi trabajo es la cantidad de viajes que tengo que hacer por toda España. Al no tener ataduras familiares, es bastante fácil y motivador. Por cierto, me encanta vuestra ciudad…
Su Havanna-Club estaba demasiado cargado. Volvió a sonreir.
Después, la conversación fue por otros derroteros: Intereses, aficciones, alguna broma, vivencias, experiencias, algún drama familiar, otra copa, por favor, esta vez invito yo, ella era una sonrisa constante, él una mirada que poco a poco pedía más, alguna mentira más, más copas, más proximidad, más miradas, más sonrisas…
Terminaron maltratando una cama desconocida en el hotel más cercano, él tirándose a una espectacular Delegada Adjunta divorciada sin hijos con domicilio en Santander, y ella beneficiándose a más no poder a un atractivo Comercial Ejecutivo orihundo del lugar. Les pareció genial que ya en los cuarenta pudieran darse un segundo atracón de empujones antes de quedar dormidos.
Dos semanas después, él se quedaba sin habla y a ella le subían los colores cuando coincidían (por primera vez después de aquella noche) en aquella sala tan triste que tan poco parecido guardaba con el pub de moda aquel donde se conocieron. Él preguntó ¿es usted la última?, y ella se volvía para responder afirmativamente antes de mirarle a la cara y quedarse, ambos, en silencio, frente a frente, maldiciendo las casualidades. La reconoció pese a no encontrarle atractivo ninguno, ni parecido remoto a la espectacular mujer elegante de la otra noche. Ella enmudeció, en parte por la vergüenza de verse desvelada y en parte por ver que aquella nariz resultaba realmente monstruosa para una cara tan delgada, aquel tipo era el mismo pero sin un ápice de similitud con el tío interesante al que mintío como una arpía a altas horas de la madrugada en un pub y posteriormente en una habitación de hotel.
Ni Comercial Ejecutivo ni Delegada Adjunta. Reencontrados, mentirosos, delatados, desencantados, se sintieron decepcionados consigo mismos. La cola del INEM no fue nunca un buen lugar para los reencuentros. De cualquier forma, se dieron dos besos, sellaron sus cartillas del paro, se tomaron un café juntos, leyeron juntos la sección de empleo del periódico local y, conscientes de que la noche debilita los corazones, se despidieron dejando la puerta abierta a otro encuentro casual nocturno en cualquier barra de la ciudad.
Actualmente, ella ha optado por la venta por catálogo para Avón. A él puedes reconocerle detrás de una voz gutural y triste si llamas al servicio de atención al cliente de un conocido operador de telefonía móvil. En horas muertas, malescribe en su blog historias de encuentros casuales con finales vulgares.

lunes, 23 de junio de 2008

La falsa noche-más-corta

Dicen que es una noche mágica, que atrae las buenas energías… El falso solsticio de verano (el verdadero es el día 21, pero la Iglesia… se empeñó en trasladarlo al día de San Juan). Ya los celtas celebraban esta noche el día en que el sol se mostraba en su máximo esplendor, encendiendo hogueras como gesto de compartir el poder del astro rey. Es una noche de mitos, ritos, tradiciones… la noche de las hogueras. El fuego, –le feu- elemento catártico por antonomasia, es parte importante de “La noche de San Juan”. Se trata de escribir en un papel tus deseos más ansiados y tirarlos a la hoguera pensando en que se hagan realidad. A mí me gusta, más que por todo lo que de costumbres y ritos tiene, por lo que realmente significa. Es el comienzo de una nueva etapa del año. Es la noche del “borrón y cuenta nueva”Es –sería- la noche perfecta para comenzar una nueva vida. Tengo un relato a medias –tengo tantos así- que empieza en una noche como esta. Es el principio del fin, el inicio del camino hacia el solsticio de invierno en que la noche se imponga a la luz…
Esoterismos aparte, me gusta imaginar una noche rodeada de toda mi gente, a la luz de una hoguera, poniendo deseos en común para, juntos, ir, poco a poco, haciéndolos realidad… en fin, cualquier excusa es buena. Por eso, cualquier noche sería estupenda para poner en práctica esa declaración de intenciones, ese autoanálisis sobre cuáles son realmente nuestros deseos, a dónde queremos realmente llegar, por qué metas estamos dispuestos a luchar hasta el final… La noche de San Juan, cualquier noche de estas.
La magia quizá no exista, pero si necesitamos creer en ella, no nos hará daño: ilusiones.


Un apunte más:
ayer lo conseguimos.

Otro apunte más: ¿Nadie se anima con el último Detallarte? (Podéis hacer preguntas)

Saludos.

A.B. desde la hoguera.










domingo, 22 de junio de 2008

Fin de semana en blanco y otras calamidades

No pude ir aquí ni aquí, pero me fui a este otro sitio.


Fin de semana relajado totalmente. Ahora toca sufrir por: a) No poder quedarse un rato más allí; b) Ver el España-Italia y c) rememorar el pasado con este video con música de Deneuve.


He estado todo el fin de semana sin hacer nada que apenas tengo ganas ni de continuar esta entrada... espero estár más animado después del partido de marras.


Saludos.


jueves, 19 de junio de 2008

Azoteas III

Sólo una opción: releer el primer post Azoteas escuchando la canción "Domingo astromántico" de Love of Lesbian... agradable sensación.

Y ya lo sé, otra vez ha sucedido, volaron los manteles y el domingo se hizo especial. Flotaba en azoteas todo mi deseo, un solecito bueno y tus faldas al viento, nada más. Aeroplanos que saludo moviendo un espejo, la ropa y tu pelo se movían al mismo compás, nada más.
Te deslizas como si fueras de viento y al contacto con mis dedos te desvanecieras. Si tu magia ya no me hace efecto, ¿cómo voy a continuar?
Si me sueltas entre tanto viento, ¿cómo voy a continuar?,¿cómo voy a continuar?
Recuerdo que sopló la luna y era en pleno día y entre aquellas nubes vislumbraste la estrella polar,y algo más. Madelmans haciendo slalom por tu cuello, aire que se lleva tus misterios, hacia el Sur se van. Y sé que a veces piensas que estoy algo ido, pero nunca pierdo una sola oportunidad de admirar cómo ...
Te deslizas como si fueras de viento y al contacto con mis dedos te desvanecieras. Si tu magia ya no me hace efecto...

Saludos

lunes, 16 de junio de 2008

Detallarte4

DETALLARTE4
PISTAS
1. Cuadro que representa el intento de poner paz en mitad de la crispación.
2. Aparece un tío con barba que no es Mariano Rajoy.
3. Conclusión: no es el Congreso del PP.
4. La escena tiene más de 20 m2 y la encontramos en el Louvre (espero verla este verano).
Se admiten preguntas (si fuesen necesarias)
Suerte!

domingo, 15 de junio de 2008

Actualizar ¿Por qué?

Porque sí, porque el fin de semana no ha estado nada mal, porque en dos minutos se resuelven positivamente 90, gol de Villa-y-tal, porque una jaqueca, a veces, te hace ir a ver Camera Obscura, lo siento por María. Porque podemos!, porque el Tabule es facil de hacer y sale bueno, porque nos quedamos en Segunda (lo siento por los amarillos), porque nos sigue quedando París, porque ya hay tomatitos en los mercados, porque Rafa es Rafa, ¡vamos!, y ante todo, y sobre todo, porque vosotros estáis ahí...

Gracias.

sábado, 7 de junio de 2008

Azoteas (II)

Azotea: lugar perfecto para realizar cosas cotidianas como:
  1. Saludar aviones.
  2. Usar las pinzas de la ropa.
  3. Verle las bragas a tu vecina y dar comienzo a la fantasía de todo "hijo de vecino".
  4. Escuchar campanas de boda.
  5. Volar sábanas.

Saludos
A.B. (Tendido al sol).





lunes, 2 de junio de 2008

Azoteas


Entonces subían. La puerta se abría: el sol. Salían al cielo pinchado de antenas y tendederos y colgaban, una a una, las prendas que se agolpaban en el barreño color amarillo. Entre prenda y prenda, se regalaban besos, caricias, miradas, abrazos. El acto mismo de tender la ropa de recién casados era una acto de amor. La ciudad era más amable desde las álturas, tenía más luz, parecía solitaria, silenciosa, más deshabitada, más mentirosa.


Ella le lanzaría un trapo húmedo a la cara y Luis se lanzaría contra ella de forma cómicamente amenazante. Como imbéciles, se ocultaban detrás de la primera sábana colgada para regalarse lenguas, dientes, arrumacos, segundos. Allí, entre sujetadores, camisetas, paños de cocina, bragas, pantalones, calcetines y calzoncillos, todo era perfecto. Amaban poner la lavadora, porque cada colada necesitaba ser tendida. Descubrieron la erótica de la azotea.


Hoy, la puerta se abre bruscamente: la lluvia. Rápidamente, y con el pequeño Jorge en brazos, realiza un verdadero acto malabarista recogiendo las prendas, dejando caer alguna que otra pinza de colores y abultando, como puede, su recolecta en el barreño, que sigue siendo amarillo. El pequeño Jorge le pregunta mamá, por qué lloras, y ella: No lloro, cariño, es la lluvia... corre, que nos mojamos... Odia la azotea: demasiados buenos recuerdos. Odia los buenos recuerdos: Luis.


La azotea se queda desierta. La puerta se cierra. Nadie le regala besos en la azotea. Nadie le espera en casa. Las noches, como las ciudades desde las azoteas: solitarias, silenciosas. Si acaso, un llanto nocturno y adulto camuflado en el llanto de un niño con pesadillas.

domingo, 1 de junio de 2008

Bombones belgas para diabéticos




En frente de mi calle hay un parque y al final del parque otra calle. Al final de esa calle, lógicamente, hay una esquina y en esa esquina una cafetería, en la cafetería un escaparate y en el escaparate un cartel: Bombones belgas para diabéticos. Es una cafetería antigua, con panadería y pastelería artesanal, sus mesas de mármol, sus expositores de madera, sus cuadros con fotos de roscas, barras de pan y espigas de trigo. De todo ello, lo que más llama la atención al pasar, además del cartel de los bombones, es Rebeca.
Yo no soy belga, pero soy diabético y, aunque no me gustan los bombones, aprovecho la excusa para entrar casi todas las semanas. Rebeca es extraña y triste, callada, misteriosa, lánguida, preciosa. La inalcanzable. Siempre he tenido la fantasía de tener una amante sensual y algo salida que se llamara Rebeca.
Los bombones se pasan semanas en la despensa, acumulándose, hasta que tengo que sacar los más antiguos para hacer sitio a los que llegan nuevos. Los antiguos me los llevo a la oficina, mala idea, haciendo que la chica de administración empiece a mirarme con indebido interés. Pero no sé qué hacer con los bombones. Mi problema es que, además de diabético soy celíaco y además de celíaco bastante tímido, de manera que no logro tener la ocasión de entablar una mínima conversación con la chica de la cafetería. Yo llego, sonrío, ella es una mirada triste que, aún sabiéndolo, me pregunta qué deseo y minutos más tarde salgo con una bolsa (otra más) de bombones belgas para diabéticos a acumular en mi despensa. Todo ello sin más trascendencia que la de –quizás –alguna complicación a la hora de devolverme el cambio. Yo le doy las gracias con ímpetu, como si esos bombones fueran la causa de mi felicidad, y me despido dedicándome a mí mismo múltiples insultos acerca de mi terquedad y mi timidez.
- Un día deberías invitarme a tu casa… debe ser malo comerse tantos bombones uno sólo. –Me dice un día.
Yo sonrío y le odio. Trato de pensar que no ha sucedido, que no me ha dicho nada, pero no. Rebeca lo ha jodido todo. Ha dejado de ser misteriosa, inalcanzable… para ponerse a tiro, para convertirse en realidad.
Hace dos meses que no voy por la confitería, dos meses que no veo a Rebeca, y dos meses que no me grita mi mujer preguntándome qué coño vamos a hacer con tantos bombones. Por otro lado, yo llevo dos meses buscando otra Rebeca inalcanzable, misteriosa, extraña y que no me joda las fantasías a la primera de cambio.

El espejo: 10 años


Hace unos días me miré al espejo con los ojos de hace 10 años y tuve la suerte de reconocerme.
Analizándome fría y melancólicamente, resulta que tengo las mismas inquietudes de entonces (y otras más que me han ido surgiendo), los mismos deseos, algunos cumplidos ya. Las inquietudes sé que las conservaré, que pelearé por ellas y las satisfaceré. Tener las mismas inquietudes que con 18 años, le puede hacer a uno reflexionar: ¿las conservas porque a) no has hecho nada por cubrirlas o porque b) realmente sigues alimentándolas? Me contesto con la opción b. Probablemente el día que diga adiós a todos seguiré con ellas, más grandes, más felices, más completas... y muy bien alimentadas.
Es cierto que durante los 20 y conforme se acerca uno a los 30, uno va adquiriendo responsabilidades, laborales, sociales y de otras clases, que hacen no tener tanto tiempo como el que se desearía para dedicarle a sus inquietudes. Yo trato de sacarlo de debajo de las piedras.
El mes de Mayo ha sido abrumador. Me llevo dos viajes a Córdoba, una colección de fotos, un volumen de trabajo importante, algún que otro rebujito, unas copas en el Jazz-Café, recuerdos de una "Felicidad Concreta" y el notición esperado durante el último año sobre la independencia de dos personas muy importantes (enhorabuena). La intensa actividad le obliga a uno a dejar de lado esas cosas que hace en su tiempo ocioso... porque parte de tanta actividad ha sido también "ociosa".
Sea como sea, el ciudadano está aquí de nuevo, pasea por esta ciudad para alimentar las inquietudes, para sembrar algunas nuevas, para reconocerse en los espejos, saludar a viejos amigos, decidir las calles por las que quiere pasar, escribir algo medianamente decente (lo intentaré), pasear más, imaginar más, decidir más, cruzar pasos de cebra, recorrer las avenidas, probar los bancos de los parques, adquirir conocimientos, saludar a más gente, conocerme más, tomar los caminos oportunos, y escribir, escribir, escribir más. Y toda la culpa será mía.

Nos vemos en breve. En los bares, las calles, estos lares.

A.B.
Intentando navegar viento en popa a toda vela.
P.D.: Tal vez el Diablo pueda darme clases para mirarme en el espejo.