sábado, 27 de febrero de 2016

Una farola de luz intermitente

Anoche se presentó en Murcia el fanzine de literatura e inquietudes varias MANIFIESTO AZUL en el que el Colectivo Iletrados volvió a contar con uno de mis poemas para ocupar sus páginas. No solo agradecerles por hacerme un hueco en su ya veterana publicación (llevan 16 números en casi 11 años), sino también felicitarles a los miembros del colectivo por lo que hacen por la cultura en general y la literatura en particular en esta ciudad.

Aquí os comparto el poema "Una farola de luz intermitente", que podéis encontrar en el fanzine electrónico que también os adjunto, para que podáis degustarlo y disfrutarlo de principio a fin.



Imagen extraída de http://eljuegodelataba.blogspot.com.es/
Una farola de luz intermitente
                                                    
                                                    “Mirar farolas es amor también”.
                                                                  El Terror, Manuel Vilas.

Parpadea
en un gesto nervioso,
-terrorífico, podría decirse-
que oculta la realidad
y la enseña
sin pudor
a intervalos fugaces.
Tiene la bombilla floja,
quizá
a punto de fundirse.

Es como tú,
cuando me cansé
de verte iluminada
a intervalos fugaces
y tu luz se volvió inquietante
-terrorífica, podría decirse-.
Tú también tenías algo flojo.
O suelto.
Y todo acabó por fundirse
a negro.



miércoles, 24 de febrero de 2016

Manifiesto Azul 16


Si os digo que la noche del viernes tenemos fiesta, os gusta. Os digo que se presenta el fanzine Manifiesto Azul (#16) y también os gusta. Os digo que habrá música; ahora os gusta más. Os digo que habrá cervezas y entonces os ponéis como locos.
Y una vez que habéis anotado en vuestras agendas la fecha (viernes, 26 de febrero), la hora (22h.) y el lugar (Café de Ficciones, Murcia), ya no podéis echaros atrás por mucho que os diga que los amigos del Colectivo Iletrados han vuelto a contar con uno de mis poemas para incluirlo en su ya veterano Manifiesto.
Hablaré de farolas.
Dice Manuel Vilas que "mirar farolas es amor también".
Y sí, yo también os quiero. Mucho.

jueves, 11 de febrero de 2016

Habitación de hotel



  "Queda también silencio entre nosotros, 
silencio                
              y este beso igual que un largo túnel".
(Jaime Gil de Biedma) 

 
Adorabas aquel cuadro de Hopper. En el Thyssen, con él delante, enumerabas los rasgos fundamentales de la obra del pintor americano [juego de luces y sombras, paisajes interiores, soledad]. Lo habías leído en la Wikipedia. Recuerdo que te quedaste mirándolo durante largo rato, completamente absorta y en silencio. Recuerdo que me quedé mirándote durante largo rato, completamente absorto y en silencio. Yo miraba a una chica que miraba a otra chica que miraba a una carta que había escrito alguien que ahora seguramente miraba para otro lado. Y todo ello en silencio. Todos los cuadros de Hopper –tú lo decías, lo habías leído en la Wikipedia –suceden en silencio. Ahora caigo en la cuenta de que sus obras representan nuestra historia. Nuestra historia. Esta que acaba arruinada entre tu descuidado fulgor y mi permanente penumbra [juego de luces y sombras, game over], la historia que determinará durante mucho tiempo este dolor de alma, un laberinto de arteria ulnar equivocado en mi dedo meñique [paisajes interiores, versos mustios de otoño]. Nuestra 
historia. La que acaba contigo leyendo esto, sentada en una cama que ya no nos recordará nunca [soledad, Habitación de hotel]; la que acaba conmigo en un bar de madrugada reconociendo lo cobarde que soy, [soledad, Nighthawks] incapaz de decir adiós si no es por escrito, si no es con el sigilo de una hoja de papel que demuestra que de tanto callar he perdido las ganas de hablar [todos los cuadros de Hopper suceden en silencio]. Y ahora sí: Ahora, adiós.

 


martes, 2 de febrero de 2016

El problema del Milenio/ El valor de las cosas sin valor


Se trata de mirar al mar
y ser consciente de estar
frente a un problema no resuelto.
La forma en la que llegan las olas,
la cadencia de su vaivén, el movimiento
de cada partícula de agua
que compone el piélago…

Resolver todo ello
vale un millón de dólares.

Para ti también eran las olas
un problema no resuelto.
Se te llenaba la boca de mar
mientras conjugabas
el verbo huir, balbuceabas
la palabra esperanza,
tal vez un ojalá...

Gritar pidiendo ayuda
no valía la pena.

Se trata de mirar al mar
y ser consciente de estar
frente a un problema no resuelto,
y no por las olas ni su movimiento.
La ecuación tampoco consiste
en repartirnos los vivos,
ni llorar por los muertos.

Se trata de mirar al mar
y que no valga un millón de vidas.