miércoles, 11 de abril de 2012

Perdidos



Yo también viajaba en el 815 de Oceanic Airlines
que por causas desconocidas se precipitó en el Pacífico.

Marrón-tierra, tus ojos.
Verde-selva, los míos.

Olas que vienen de lejos, de antes del accidente,
me trajeron a tu isla de LOST junto al resto.

Fuerza telúrica, la tuya.
Mero magnetismo, el mío.

Quizás nuestras vidas ya se cruzaron antes
en un flashback de hace muchos años.

La Orquídea, para mí.
La Perla, para ti.

Cuando esto acabe, búscame en el avión,
envuelto en el bucle del eterno retorno.

La vida ideal



En una vida ideal, uno tendría a los seres queridos siempre al alcance de la mano o un par de barrios más allá, compartiría cervezas e inquietudes semanalmente, poniendo en común proyectos personales que acelerarían todos mis procesos creativos y con todo ello conseguiría quitarme de encima ciertos complejos y vergüenzas que me impiden hablar con naturalidad de lo que para uno es cotidiano e hiriente.

Hoy le he abierto las piernas a la ciudad y he disfrutado metiéndome dentro, a la deriva y sin control. Un acto poético de lo más sensual.

Pero la vida ideal, normalmente, solo dura una semana…