martes, 23 de septiembre de 2008

Revoluciones eutópicas

Mientras, los rincones se llenan de eutopías. El periódico dice "El amor está en el aire" cuando habla de Facto Delafé y sus flores azules en La Corredera; un amigo -sí, tengo algunos, éste en concreto no me deja comentarios -me cuenta sobre su experiencia en el Arqueológico escuchando poemas de origen romano y andalusí con nocturnidad y alevosía; después leo también el inicio de "Conversaciones en la azotea", con la participación de Cercás... y mientras me voy muriendo de envida -solo un poco- y haciendo una lista mental con las cosas a las que habría asistido en el EUTOPÍA, mientras todo ello va sucediendo en la ciudad-huella, el otoño se instala en nuestras vidas anunciando, además de sus revoluciones habituales, un pequeño cambio espacial en mi vida.

Cuando hablo de otoño no hablo de la manida expresión "alfombra de hojas secas", sino del color café con leche que baña la ciudad. No hablo de la lluvia, sino de la vista borrosa desde el lado seco de la ventana. No nombro la tristeza, porque no es estación-tristeza, sino estación-nostalgia. Es la estación del paraguas y la leche caliente.

A las siete de la tarde, la ciudad ya tiene al sol en el bolsillo, hay vida en las ventanas de los bloques grises y la penumbra se apodera de los parques para alegría de alguna pareja. Bajo del coche y siento la necesidad del frío (pero no), de un paseo por La Ribera (pero no), de un café en el Soul (pero no). Este fin de semana la estación cumplirá mis deseos. Llega Otoño y sus revoluciones eutópicas...

A.B. ... deseando Otoños eutópicos (pero no).

1 comentario:

ana dijo...

hola! Soy tan nueva en esto que no se ni como escribir.me gusta tu ciudad. Coincidimos en muchos temas q aún me quedan por publicar, como lo del tren. Y facto delafe y las flores azules!! Les adoro! Gracias x tu bienvenida. Aún me falta mucho por hacer. Saludo!