lunes, 16 de febrero de 2009

Lugares comunes: los atascos

A tempranas horas de la mañana la autovía es un infierno.

Intentar acceder a la ciudad en hora punta de la entrada al trabajo es una empresa harto difícil, no más, eso sí, que la de tratar de llegar puntual a la reunión de los lunes a primera hora.

Aquel lunes la alarma del teléfono móvil había conspirado contra mí y mi rara manía de llegar temprano a la oficina. Mi tenaz negativa a instalar el gas ciudad –pese a la insistencia de la compañía –hicieron que tuviera que salir a medio de la ducha para cambiar la bombona y conseguir terminar de desenjabonarme, todo ello retrasó algo más mi salida de casa. La primera tostada se me quemó mientras trataba de plancharme la camisa, a la que le descubrí una mancha cuando peleaba contra una arruga en la zona del pecho. La segunda tostada también se hizo carbón porque sigo sin comprarme el tostador con temporizador y porque a los zapatos, antes de las reuniones de los lunes con los superiores y según mis propias rutinas auto-impuestas, hay que echarles crema e intentar –siempre sin éxito por mi parte –sacarles brillo.  Finalmente, preferí quedarme sin desayunar a correr con el riesgo de echar a arder la casa por una maldita tostada. Antes de salir perdí otros cinco minutos localizando las llaves del coche que, como siempre, no recordaba que las había dejado en el bolsillo derecho del abrigo: la mesilla de noche, el cenicero del mueble del salón, el cajón debajo del televisor… ¡Ah, sí! ¡En el bolsillo del abrigo! La mañana no podía empezar peor: llegaría tarde a la reunión.

Las escaleras, llegue tarde o no, siempre las bajo de dos en dos y la puerta del garaje suele abrirse cuando le pulso al botón correspondiente del mando, que guardo, normalmente, junto al freno de mano. No estaba. Y no estaba porque Murphy siempre lleva la razón…  Tras unos segundos de angustia lo encontré en el bolsillo, esta vez izquierdo, del abrigo. Para dar la vuelta a la ciudad tengo que coger la autovía por esa avenida tan grande de dos carriles, que aquella mañana al ayuntamiento se le había ocurrido empezar a arreglar ciertos desperfectos que llevan años en la calzada, muy cerca de la acera. Un solo carril, salgo con retraso, y delante el autobús. Tardo tres minutos más de lo normal en salir a la circunvalación. Si la primera hora del día ha sido funesta, ¿qué me espera más allá?

Decido no escuchar las noticias, por si dicen que me he muerto por una explosión de gas en el edificio o por indigestión con el chopped de la cena. También es posible que anuncien la llegada de una ola gigantesca a la ciudad en pocos minutos. Cambio de dial mientras salgo de la autovía, …Sometimes everything is wrong, una canción a medias me alegra un poco el día y yo empiezo a tararear suavemente en torpe inglés. He recorrido solo dos kilómetros y el tráfico se hace más y más denso… now it's time to sing along  hasta detenerse. Luces de emergencia,… when your day is night alone freno, hold on, espejo, hold on, reloj: A cinco minutos del tiempo estipulado del inicio de la sesión… If you feel like letting go todo empieza a darme igual, empiezo a cantar más fuerte, bajo las ventanillas. La canción avanza y subo el volumen hasta tapar el ruido del tráfico… Well, everybody hurts, sometimes… Y entonces, everybody cries, la magia: un Polo Azul, también con las ventanillas bajadas, frena a mi lado, superponiendo el volumen de su Radio-Cd al mío, en el que tiene sintonizada la misma emisora que yo.

Ambos terminamos entonando a voces, compartiendo una aciaga mañana, el mejor estribillo para los días oscuros… but everybody hurts sometimes… Y mirándonos, hold on, sonriéndonos, hold on, y emprendiendo la marcha ante el atasco que comienza a disolverse, nos gritamos, desgañitándonos… Everybody hurts… you´re not alone…

Sucediendo esas cosas, uno puede permitirse el lujo de llegar tarde a la reunión con una sonrisa en la cara y decir estupideces como “me quedé durmiendo, siento el retraso”.

3 comentarios:

luna! dijo...

woow!
cada que leo algo que has escrito viajo! je mm megusto ..creo uqe es muy real. y que al comenzar el día suele pasar.
ya para acabar creo que demuestras que lamusica y el poder colectivo pueden lograr unas cuantas sonrisas!!!!

Guaju dijo...

Sólo los valientes nos atrevemos a hacer eso de cuando en cuando... se siente uno tan bien...

Anónimo dijo...

Simplemente real.
Yo tampoco conocía esta faceta tuya, pero he de decir que me ha sorprendido muy gratamente.
Felicidades y adelante con este rincón que promete mucho.

Kisses & Hughes