Miles de LEDs adornan la avenida. Vencen la noche o, quizás, la hacen más bella. Los comercios cuelgan su disfraz invernal de ofertas y promociones y en la esquina un gordo barbudo vestido de rojo aporta su tilín-tilín infernal a la banda sonora de las aceras. Guirnaldas de luz de una farola a otra, taxis ocupados para siempre y pasos de cebra con personas con manos con bolsas con espíritus navideños venidos a menos.
El frío se ha instalado en las esquinas. Tal vez un humo que no es humo salga de mi boca ahora que intento desearos lo mejor para estas fiestas… y el año que viene ya se verá.
A.B... en la ciudad.
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