domingo, 6 de abril de 2008

Arde Abril

Después de una semana luchando contra los horarios laborales, el habitante deshabitado decide pasar el fin de semana en la costa, alejado de obligaciones y en busca de un hueco de paz y desrutinización en la vorágine de los primeros días de Abril.

Aún es fría la brisa y, salvo los duros pellejos de los retirados pensionistas, tanto extranjeros como nacionales, ningún bañista se atrevía a semidesnudar su cuerpo en busca de algún rayo de sol para broncearse. La temporada ha empezado: todos quieren llegar a Junio confundiéndose con Cuntaquinte.

Domingo por la mañana, paseo por la playa, llegada al espigón y vuelta a casa. Hay cosas que te hacen olvidar por un segundo cualquier ápice de preocupación. Para mí, el mar es algo así.

Me tomo la libertad sin pedir permiso, y tal vez equivocándome, aventurándome al enfado de la autora (si bien cualquier enfado será vencido por nuestra amistad) , de incluir un ínfimo fragmento de un poema suyo incluido en su poemario "Arde Abril", titulado "The last game of chess":

A orillas de un decorado que parece un mar,

liberado del rojo y de la muerte,

en mitad de la última partida, abril espera,

indecisos aún a conocer o no el final del cuento,

nos volvemos a quedar dormidos...

Quizá esta vez, nos desmayemos a tiempo.

Ángela Jiménez (Arde Abril, 2007)


El ciudadano B vuelve a la ciudad con las fuerzas renovadas para afrontar una nueva semana que promete guerra, que terminará en boda, que le llevará a Granada, que le dejará rendido. Como habitante deshabitado prometo buscar tiempo, crear tiempo, aprovechar tiempo. Porque tiempo siempre tengo para lo que quiero. Y, durante esta semana, además de trabajar, quiero:

(1) Acuarelarme unos pies. (2) Seguir poetivizándome y narrativizándome. (3) Tomar unas cañas con Luis y María, que los tengo abandonados. (4) Seguir pensando en París. (5) Cerrar más los ojos. (6) Curarme esta afonía leve (7) Encontrar algo por las musarañas. (8) Seguir caminando con vosotros por las dos ciudades que habito.

Por las mañanas refresca, pero a mediodía Arde Abril, más cosmopoético que nunca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

precioso tu renovador fin de semana junto a tu tranquilizante mar.
El mío ahora esta también en reposo, estoy aprendiendo a navegar cada vez más sola, cosa que por otra parte necesito en este momento. aunque me asusta tanta calma, pues soy marinera acostumbrada al fuerte oleaje. Siento que ahora el cuento transcurre sin mi, y yo no tengo otra que valorar el metafórico balanceo de las olas y prepararme para la tormenta o el reposo el la orilla. Mientras voy poniendo ladrillos para una humilde casa en tu ciudad.
Daramonae

Juan Eme dijo...

se echan de menos tus comentarios, álvaro, pensaba que iba a ser un reencuentro más serio. (es broma, :-)) no me has contado nada de cómo te va todo. le mande un mail a ramón(de levin) contándole que tenías este blog por si quería participar, también el de ángela. pero ni caso,parece que dejó atrás atrezzo, como en realidad todos hemos hecho, y eso no es malo, es evolución.de qué sirven las bitácoras si al final perdemos el contacto?. bueno, yo conozco cartagena, tengo una cuñada allí y he ido a bañarme cerca. es un pequeño paraíso. bueno, un abrazo algo raquítico.

Anónimo dijo...

Gracias,Ciudadano B ¿cómo enfadarme si no hay nada más bonito que formar parte del universo de aquellos a los que quieres y a los acompañaras, en el encuentro y en el exilio?
Mil gracias por hacer de mi sufrido pero pequeño verso algo útil, esto es lo que le permite respirar, en mi cabeza es un agonizante, un eterno herido de muerte que busca congraciarse con el mundo antes de morir. Este gesto le esperanza, por eso se mantiene con vida.
ME he emocionado y por cierto tu texto es precioso.

Te quiero mucho Alvaro.

A.L.L.