domingo, 27 de abril de 2008

Lugares comunes: Las calles (I)

Las calles de esta ciudad tienen la peculiaridad de que en cualquier lugar, al doblar cualquier esquina, puede aparecer la magia. Magia en multitud de formas. Puedes ir andando por cualquier calle y de repente verte transportado en el tiempo, sentirte un mercader del siglo X, o un bandolero fugitivo en busca de posada… Magia en forma de pompas de jabón, o rumor de fuentes, o calzadas de piedras que brillan a la luz de la noche, o una panorámica reflejada en el río… La magia puede surgir en cualquier parte.
A veces la magia es un sonido particular: de noche, de vuelta a casa, experimentas la sensación de escuchar tus pasos al andar. Las calles te dan esa oportunidad con nocturnidad y alevosía.
Hay calles sinuosas, calles estrechas, calles amplias y con luz, calles que se pierden en otras. Las hay enormes, transitadas, ruidosas y también recónditas, solitarias, oscuras, misteriosas. Hay avenidas, callejones, viales, callejuelas, calles importantes, calles que pasan desapercibidas, otras sin salida, inclinadas, retorcidas, antiguas, en obras, Nuevas, con siete revueltas, con nombres de santos, de ciudades, de gente importante, con comercios, con oficinas, con casas habitadas, deshabitadas, abandonadas. Las hay abiertas, privadas, con aceras anchas y estrechas las que más, las hay de alquitrán, de adoquines, empedradas y, ya menos, sin asfaltar. Calles, calles, y calles, pero en cualquiera de ellas… cuidado, la magia te puede asaltar.
Si lo hace, por tu bien, hazme caso: déjate llevar.
A.B. (Recorriendo calles con los ojos cerrados).

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