lunes, 2 de junio de 2008

Azoteas


Entonces subían. La puerta se abría: el sol. Salían al cielo pinchado de antenas y tendederos y colgaban, una a una, las prendas que se agolpaban en el barreño color amarillo. Entre prenda y prenda, se regalaban besos, caricias, miradas, abrazos. El acto mismo de tender la ropa de recién casados era una acto de amor. La ciudad era más amable desde las álturas, tenía más luz, parecía solitaria, silenciosa, más deshabitada, más mentirosa.


Ella le lanzaría un trapo húmedo a la cara y Luis se lanzaría contra ella de forma cómicamente amenazante. Como imbéciles, se ocultaban detrás de la primera sábana colgada para regalarse lenguas, dientes, arrumacos, segundos. Allí, entre sujetadores, camisetas, paños de cocina, bragas, pantalones, calcetines y calzoncillos, todo era perfecto. Amaban poner la lavadora, porque cada colada necesitaba ser tendida. Descubrieron la erótica de la azotea.


Hoy, la puerta se abre bruscamente: la lluvia. Rápidamente, y con el pequeño Jorge en brazos, realiza un verdadero acto malabarista recogiendo las prendas, dejando caer alguna que otra pinza de colores y abultando, como puede, su recolecta en el barreño, que sigue siendo amarillo. El pequeño Jorge le pregunta mamá, por qué lloras, y ella: No lloro, cariño, es la lluvia... corre, que nos mojamos... Odia la azotea: demasiados buenos recuerdos. Odia los buenos recuerdos: Luis.


La azotea se queda desierta. La puerta se cierra. Nadie le regala besos en la azotea. Nadie le espera en casa. Las noches, como las ciudades desde las azoteas: solitarias, silenciosas. Si acaso, un llanto nocturno y adulto camuflado en el llanto de un niño con pesadillas.

8 comentarios:

Juan Eme dijo...

muy bueno el relato breve, de concurso, preséntalo, álvaro.

Ciudadano B dijo...

Me acabas de demostrar que tú tampoco cambias: sigues siendo el pelota barroco que eras...

Juan Eme dijo...

anda, déjame, anda...
no, lo que está bien está bien, sin peloteos, y por lo menos que alguno de los dos tenga talento.:-)
no estamos acostumbrados en españa a felicitar a los demás, sólo a tirarles abajo, país ingrato y mediocre, de envidias filibusteras. así nos va en general, guerracivilistas psicológicos. a ver si me hago portugués un día de estos.

Ciudadano B dijo...

Me ha encantado eso de guerracivilistas psicológicos...

Anónimo dijo...

Disculpen... El "pelota barroco" era yo. Me siento muy ofendido

Ciudadano B dijo...

Eras tú?

La memoria me juega malas pasadas. Me confundió de genio.

Supongo que sé quién eres...

Juan Eme dijo...

ALGUIEN ESTÁ USURPANDO MI IDENTIDAD, ÁLVARO, NI CASO. YO SOY EL UNICO GEEENIO INIMITABLE.el resto son parásitos sociales que viven del talento de sus amigos, je je.
muchas gracias por los ánimos y los comentarios en mi bitácora. a veces me son muy necesarios, gracias.:-)

Anónimo dijo...

Ahhhhhhhhgggg... Acabo de viajar en el tiempo, no recordaba lo del pelota barroco!!! yo también he dudao entre genio y genio, es normal con tanto talento alrededor (uy, yo tb tiendo ser P.B.).

Me encantan estos encuentros... Internet sirve para algo si podemos saludarnos aquí, en la ciudad B.

Un beso enorme!

Angie