Me acorralan el frío y las nostalgias,
las soledades y los minutos muertos.
Siento su aliento gélido, robándome oxígeno,
ahogándome contra este lado del sofá,
dándome esta muerte lenta y aburrida
de la que soy espectador y protagonista.
Me rodea este vacío de ganas y esperanzas,
este aburrimiento cruel que me hace escribir
estupideces, necedades y simplezas.
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Pero porque escribimos de vez en cuando, nos sentimos vivos.
Mientras te afanes en rellenar el tiempo muerto, la verdadera muerte tardará un poco más. felíz año, amigo genio.
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