lunes, 31 de mayo de 2010

Clasificados

Estuvo allí hace diez días. Cuando la ciudad convertía el asfalto en albero y el cielo en farolillos, las aguas del río en reflejos iluminados y las preocupaciones en gas-ciudad que alimentaba el ánimo festivo.

Ya no hay sabor a rebujito ni manchas amarillas en sus zapatillas, no queda rastro de los olés y la euforia colectiva... todo vuelve a la normalidad. A esta normalidad instalada en el desánimo, el pesimismo y el abatimiento. A esta normalidad de cimientos podridos y olor a desagüe, de aceras tristes y boletines informativos de fondo amargo. No hay ciudad que aguante esta normalidad autodestructiva y desesperanzadora, ni alma que soporte este intenso y constante mal rollo colectivo.

Por todo ello, y movido por su candidez, ha decidido enviar un anuncio para su publicación en la sección de clasificados (varios) del periódico local:

SE NECESITAN días festivos, alegrías varias y risas espontáneas para amenizar periodo de decadencia anímica. Razón: Junio 2010.

No ha obtenido respuesta. Tampoco la buscaba.

3 comentarios:

Juan Eme dijo...

Es verdad, A.G., se percibe ese mal rollo colectivo, ese índice-país-en-decadencia, pero también hay como más ganas de reír, como esas carcajadas tontas en los entierros, una manera de aliviar la tensión de los monosabios-que-no-saben ná

Anónimo dijo...

Una entrada genial.

Ciudadano B dijo...

Gracias, Anónimo. Quienquiera que seas.