Debemos cambiar mis ausencias perdidas por tiempos mejores,
las tardes laborales y vacías por explosiones en hora punta,
guisantes en la ensalada por atún en escabeche.
El porvenir es un castillo de naipes. No respires.
Boicoteemos el futuro escrito de los contratos indefinidos
y dediquémonos a la venta ambulante de sueños imposibles
o al absurdo placer de crear emociones.
Cualquier espacio en blanco es susceptible de hacernos volar low cost,
podríamos volver la cabeza, poner cara de asco, echarnos a reir.
Alguien debería luchar contra esta inercia irreversible y voraz,
pausar los tempos, ralentizar las pequeñas revoluciones,
pararnos a pensar en nuestros ombligos.
Apaguemos la luz, silencio. Soy capaz de cualquier cosa a oscuras,
y sé que tu corazón TDi puede renunciar al bajo consumo cualquier día
y reventarme de amor.
Demos el primer paso al vacío.
Nuestro triple salto mortal.
4 comentarios:
No hay que ser músico para
componer una gran canción.
Lo mismo, pasa con la vida, que
cualquiera puede.
Un beso
Amigo genio, sigamos siendo como Alfanhuí, bellos y sanos junto al río del tiempo..
me apunto ciudadano. Tu relato me recuerda a un fin de semana no muy lejano. Me relamo ante estas 72 horas. Dios.
Voy a pensar.
Quisque
Crear emociones y ser feliz con ello no es nada, nada, NADA! absurdo...y así nos va por olvidarnos de ello a los terrícolas. Saludín
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