jueves, 15 de octubre de 2009

Las noches


Es martes. Noche cerrada. 1:30 a.m.

En una calleja sin salida, alguien se acomoda entre cartones buscando el calor de una manta de cuadros ajada. Un gato maúlla. Más arriba, alguien cierra los ojos con los pies puestos en una cornisa, sopla el viento en la azotea. Tercer intento fallido. Hay aviones surcando a esas horas los cielos de las grandes ciudades. Algunos pasajeros duermen, otros toman whiskys con hielo y otros centran su atención en el cuello de la azafata. Al chico de la gasolinera le faltan cuatro palabras para completar el crucigrama. Se rinde. Una ambulancia de cruz roja atraviesa una avenida solitaria. Un tipo pega el último trago en una cafetería del extrarradio. El camarero pone las sillas sobre las mesas. Hay hadas vestidas de verde volando alrededor del letrero “Café Cinema”. Desde un balcón, con lágrimas en los ojos, una chica fuma un cigarrillo con la mirada puesta en el vértice ß de la W de Andrómeda. Un hombre y sus treinta y cinco años dan vueltas en la cama. Le pican los pies bajo la sábana. Su mujer duerme profundamente. J. desea que llegue el fin de semana de carretera y manta. Á, en su lucha constante con el insomnio y sus fantasmas, se mantiene aferrada a un poema a punto de nacer. JMG escribe a ordenador reflexiones sobre su último viaje a Italia. A MD le despierta un dolor repentino, respira hondo, baja las escaleras. E. por fin pega ojo después de un viernes trasnochado y un fin de semana con “el teléfono infernal”. En plena fase R.E.M. los párpados de P. vibran repetida y fugazmente mientras una sonrisa se dibuja en su boca. En su móvil, una llamada perdida. A 500 Km de la plenitud, el ciudadano B siente un pequeño escalofrío y busca refugio en la mujer que duerme a su lado. Lejos de allí, escondido entre visillos, un anciano de 84 años mira llover desde el balcón de su residencia. Hay estrellas cayendo a los charcos.

Es martes. Noche cerrada. 1:30 a.m. Reales y ficticios, dormidos o en vela, de cerca, de lejos, en toda la ciudad, todos, todos, todos: sueñan con la vida que quieren.

9 comentarios:

Nuria dijo...

Por el amor de dios...
directo al corazón...
eres muy bueno.
Gracias

Ciudadano B dijo...

Bueno, Nuria, gracias por tu comentario y tus ánimos. Y ante todo y sobre todo:

Bienvenida.

Juan Eme dijo...

Te doy las gracias por seguir dejando que habite los tejados de tu ciudad, me siento cómodo allí, aquí..

Ciudadano B dijo...

Gracias a ti por habitarla.

...desde hace tanto tiempo.

Un abrazo

Dulcinea dijo...

Ehhhh, ¿dónde está el agujerito por el que te has colado a mirar?

Ciudadano B dijo...

Esta ciudad, que tiene mil ojos...

campanilla dijo...

Menuda sorpresa de Post..! :D

Las ciudades vivas, no saben ser de otra manera.

Qué bien plasmadas esas letras-imágenes.

Me di un poco por aludida...
..Puedo?


Un abrazo

Ciudadano B dijo...

Debes.

campanilla dijo...

Ven, acércate:

Gracias, me hizo ilusión....


:)


Toma, cógelo
http://www.youtube.com/watch?v=Zxvsq-IluaA