lunes, 3 de agosto de 2009

La tarde Genial

Bajaba por el Bailío y buscaba la sombra por Alfaros para llegar a tiempo al Jazz. Al llegar, descubre una calle desierta y una puerta cerrada. Después de mucho tiempo de intentos infructuosos por ambas partes, hemos conseguido establecer un punto X y una hora H (distinta, afortunadamente, a las 17,30) para saldar la deuda pendiente de los años lejanos, de los telones bajados, los kilómetros recorridos y los post releídos. El segundo en discordia aún no ha llegado, ¿o sí?
En efecto, ha llegado pronto y, ante la negativa del Jazz por abrir esa tarde, ha decidido dar una vuelta para hacer tiempo. Aparece calle abajo y no se le ha ocurrido cambiar. Durante 7 años los abrazos han quedado escritos, ahora, en uno solo, se sellan todos.
Ante la traición de nuestra primera opción, la Corredera surge como alternativa, castiza donde las haya. Hacen falta 3 ó 4 cervezas para ponerse al día, dibujar un esquema mental del recorrido realizado por nuestra cuenta, hay tiempo para hablar de todo un poco: nuestras vidas, nuestras ciudades, las contradicciones y los sentimientos de pertenencia o no. En todo momento se echa en falta a la señorita del verso punzante, esa que años atrás nos bordaba a Yerma en una escena que siempre fue demasiado corta.
La conversación es fluida, tratamos de entender la situación mundial sin tan siquiera comprender la situación local. El caso es que en dos horas que se me hacen en exceso breves uno consigue darse cuenta de que gracias en parte a esta ciudad el contacto sigue ahí...
Decidimos iniciar un paseo lento, las palabras sigue fluyendo, y, sin darme cuenta, llegamos a la Ribera donde existe un banco para continuar saldando la deuda conversacional. Como broche final, por arte de magia, y sin necesidad de chistera, se saca un libro de la manga. Las páginas tienen el encanto del abuso de caricias y el color de los años en movimiento. Dentro me espera un Bukowski abierto de par en par. "Espero que lo disfrutes", me dice.
La despedida es alegre, porque sabemos que no pasarán otros siete años... y si pasan, dará igual.

Genio. Genio. Y Genio.

Ángela... la próxima vez, hazte un favor: concédete el deseo de venir.

2 comentarios:

Juan Eme dijo...

amigo genio, es usted un periodista del alma. no se me ocurre, no soy capaz de decirle otra cosa que gracias. no pasarán otros 7 años..

Ciudadano B dijo...

Periodista del alma... guau!

¿Eso puedo ponerlo en mi currículum literario?

Gracias por tus palabras, amigo genio. Un abrazo