martes, 2 de marzo de 2010

Lugares comunes: Salas de estudio

Yo también pasé horas y horas, incluso noches enteras, en alguna biblioteca. La facultad de Derecho caía cerca de casa, pero yo siempre preferí la sala de estudio de la, por aquel entonces, recién inaugurada Casa de la Juventud, aquel edificio multifuncional rescatado por el Ayuntamiento, antaño kasaokupa, que por aquellos años me acogió cálidamente.

Yo también hacía descansos, de hora en hora, para tomar café, salir al fresco, estirar las piernas, charlar un rato.

Yo también acabé sucumbiendo a las musarañas (siempre tuve tendencia a estar en ellas). Con el tiempo todos los allí presentes nos conocíamos de vista o de poco más.

Yo también seguí acudiendo a la sala de estudio, aunque sabía que el tiempo allí no era fructífero. Yo también caí en la tentación de unos ojos claros desconocidos, los más bellos de aquel entonces. Yo también me aprendí de memoria cada pestaña, cada onda de su pelo castaño atrapado en una diadema, cada forma de su boca al recitar sin sonido sus apuntes de palabras redondeadas. Yo también imaginé su nombre, nunca lo supe, la carrera que estudiaba, su edad, los bares que frecuentaba… Mientras malgastaba tiempo en sentirme culpable y en proyectos muertos de antemano, yo también me dejé arrastrar por su mirada y su efecto 2000 en mi sistema operativo, no quise escapar a ella, no quise. Yo también pensé en alguna locura en forma de post-it. Aquel año sólo aprobé dos cuatrimestrales.

Yo también me enamoré en una sala de estudio. Jamás volví a verla.

(Curso 99-00, Casa de la Juventud, Córdoba)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito. Yo nunca me enamoré un una sala de estudio o biblioteca por que no me gustaba ir a ellas, pero si lo hice en alguna bulla, autobus o cola de cine.

Un beso primo.

Rosa B.

Juan Eme dijo...

Haces magníficas descripciones de la melancolía de tiempos pretéritos, amigo Genio. Hoy, esta noche, tengo que concentrarme mucho para que me embargue la nostalgia, ya que me encuentro más cerca de la inanidad, del sentimiento de vacío, de la línea blanca de las carreteras.

Hoy es de esos días en que me siento capaz de escribir en una revista científica con terminología técnica..

Ciudadano B dijo...

Ya me contarás, Juan-eMe-G... la inanidad y el vacío se combaten cerrando los ojos y buscando tras los párpados un mínimo sentido. En cuanto a las revistas científicas... no te merecen, hazme caso.
Un abrazo.
A ver para cuándo unas cañas...

Gala dijo...

Me hace ilusión ser una de esas que no se callan. Es curioso no?
Me gusta tu texto sumamente sencillo y descriptivo. No hay adornos, ni palabras que lo embellezcas. No le hace falta. Qué mejor que la belleza de una joven estudiante desconocida?Qué mejor que las insólitas locuras que te rondan la mente sólo con mirarla, más ingeniosa cada una que la anterior...
Que bonito! Me gustó tanto!
Muchos besos.
Te sigo!

Gala dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
J.M. Ojeda dijo...

"Puegeso"
Cosas de la vida... De nuestro pequeño MUNDITO.

Saludos de J.M. Ojeda.
P.D. Buena semana.

Tonta clandestina dijo...

Me encanto tu escrito.. todos nos hemos enamorado en cualquier casa de estudio, sea allí o en algún otro lugar =)
Saludos
http://loqueescribosobreti.blogspot.com/

campanilla dijo...

Jaja, qué bueno.

creo que más bien eso es inevitable por el hecho de negarnos a echar una mirada a los apuntes.

un abrazo, ciudadano

La loca de Mierda dijo...

a pesar de similar un texto sensillo me hizo sentir cada una de la spalabras, tus ojos recorriendo cada una de sus lineas e imaginando...
ufff
que buen placer el de imaginar...

un saludo ciudadanoB!