jueves, 21 de enero de 2010

Romper las ventanas

Cuatro mil días después de aquel año obcecado detecto que al fin te dignaste a cumplir con la cita inaudible. Y me alegro. Y me enfado a la vez.

Después de estudiar con cuidado este caso, ejerciendo a la vez de fiscal y abogado, de juez imparcial, sentencio lo nuestro diciendo que el fallo más grande pasó por guardar solamente los días más gratos y olvidar los demás. Mirarte de frente. Admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger mi esperanza y lanzarla sin más a la fosa común donde yacen los sueños que nos diferencian.

Tal vez ¿has pensado en renunciar?
Yo aún no.

Hada helada en vuelo inerte, tú nunca cambiarás.
Hada helada en vuelo inerte, tú nunca caerás.
¿Tal vez has pensado en crecer más? ¡Más no!
¿Tal vez te conseguiste equilibrar? Yo aún no.
Vamos a correr el gran sprint final y al cruzar la línea los dos ganarán.

Voy a romper las ventanas para que lluevan cristales.
Ven a romper las ventanas, ven a gritar como antes.
Ven a romper las ventanas y hacer del caos un arte.
Voy a romper tus ventanas y voy a entrar como el aire.


Llevo todo el día con esta canción en la cabeza y no podía más que dejar constancia.


M

jueves, 14 de enero de 2010

Lugares comunes: Barras de bar (Amnesia necesaria).

Oyó el portazo con forma de ADIÓS con mayúsculas y sabor a cacahuetes amargos. Una hora después el ascensor parecía balancearse en su bajada a la cafetería del hotel: había agotado el mini-bar de su habitación dos-cuatro-nueve y necesitaba alguna copa más para asumir aquella despedida. El camarero le sirvió su copa con una mirada cómplice.

Todo había acabado. Paloma volaba ahora rumbo a cualquier otro cuerpo con cualquier otro nombre y él tendría que afrontar la situación con un mínimo de dignidad. Con aquel portazo Paloma daba por terminada su relación durante algo más de año y medio.

Se acabarían las tardes furtivas en su dos-cuatro-nueve, sus labios Russian Red y la sofisticación de sus mentiras –me tendrás siempre, no desapareceré nunca. –Ahora que Paloma le abandonaba a su más funesta suerte, había decidido beber hasta perder la conciencia, olvidar desde el último ADIÓS hasta su primer beso. Aquella barra de bar era el lugar ideal para buscar la amnesia necesaria para volver a su vida sin Paloma.

Dos horas más tarde, al borde del coma etílico, regresaba a casa. Por suerte para él, su mujer y los niños ya dormían. Mañana Paloma no habría existido nunca.

domingo, 3 de enero de 2010

Empezar bien el año

Intenta empezar bien el año. Por eso piensa en corrientes circulares y leyes físicas de magnetismo. La teoría del eterno retorno. No es un Enero frío aunque amenazan vientos gélidos del norte. Sonríe, mira 2010 adelante, le asalta una extraña sensación de montaña rusa, arriba-abajo, vértigo, mejor comenzar despacio… con cuidado, que vendrán curvas. Porque no será un año fácil, ninguno lo es a partir de los 15 años. Por eso quiere empezar bien el año. Y lo hace. Sonríe y hay luces de Navidad aún en las avenidas. Hay deseos por cumplir y mira al cielo en busca de estrellas fugaces que le guíen en el camino para hacerlos realidad. Recuerda la sexta uva de Nochevieja y se le viene a la cabeza una canción de una chica enigmática con voz de gominola. Intenta empezar bien el año, regalarse treguas mentales, aspirar únicamente a la mañana siguiente. Observa el reloj de las 20.30: sombras en el pasillo de ayer. Sube a la azotea para concluir con éxito la carrera de objetivos personales con obstáculos. WR. Objetivo personal número uno: empezar bien el año... que a saber cómo acabará.

Empieza bien el año: hay Reyes Magos que regalan tiempo, cuerdos días de locos, para uso y disfrute del solicitante.