Foto extraída de http://www.tiempo.com/. Usuario -FiReFoX- |
De repente sucede el milagro de los puentes milenarios:
La ciudad se rompe en dos, desangrándose en aguas
turbulentas,
resultando dos
mitades doblemente hermosas.
Apoyado en el coloso de piedra que une las dos orillas,
uno se siente:
unido
unido
durante un
instante
a la ciudad y su desgarro;
dividido
entre la
eternidad del lugar
o lo fugaz
del instante.
La dicotomía es dueña del aire y de las riberas.
Existen contradicciones tan bellas ante las que solo nos es
posible
suspirar.
Todo lo demás fluye, río abajo.
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