Seamos gárgolas, gárgolas vomitando la basura acumulada en los
aleros, achicando el agua sucia de los tejados. Gárgolas monstruosas,
ahuyentando los malos espíritus, las maldiciones y los ataques de un diablo de
color verde. Gárgolas escupiendo a la ciudad las verdades que duelen, los posos
putrefactos que el tiempo ha dejado en las cubiertas de estas catedrales que
hoy se nos derrumban. Nos ha tocado ser gárgolas, gárgolas de aspecto grotesco
descargando de dramas y oscuridades la lluvia gris con la que esta tormenta nos
bombardea constantemente. Gárgolas evacuando las infamias escondidas en las
alturas y las sombras, dándolas a conocer a la urbe a ras de suelo, esparciendo
su indecencia en las aceras y los cafés. Seamos gárgolas, gárgolas vigilando
desde nuestra atalaya, luchando por embellecer este cielo lóbrego, este futuro
nuestro, incierto, incómodo, desapacible.
[Gárgolas]
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