con los ojos cerrados percibo los ecos
de tu bajar matinal de escaleras.
Después, ajetreo de cocina y vasos,
silbido de café, un saltar de tostadas.
Es tu ritual sonoro de mañana entre semana.
Disfruto de la musicalidad de tus
rutinas,
tu ducha caliente, tu vorágine de
armarios
y prisas y secador y cajitas de
maquillaje.
Después un silencio breve: tu beso
de despedida por obligación laboral.
Es adorable oír tus ruidos por la casa,
el sonido de tus movimientos en el sofá
o del crepitar de tu cepillo de dientes
y el grifo de agua fría para tus encías.
Desde mi encierro en esta habitación
gris,
te escucho los pasos, pasar de largo,
abrir una puerta, conquistar
habitaciones,
llenarlas de tus longitudes de onda
y tus frecuencias y tus acústicas.
Solo deseo tus silencios si me traen
besos, miradas cómplices, desnudez.
3 comentarios:
Esto se ha vuelto loco!! Es precioso el post.
Anda ya! Para colmo tus versos quillo que se salen siempre. Colisionemos versos e imágenes y sigamos creciendo. Un abrazo
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