a
un banco que mira al puente de Brooklyn
y
él nos ha regalado un atardecer de malvas
y
rascacielos brillantes reflejados en el mar.
Visión
metálica, acuática y casi boreal.
Ha
existido un segundo perfecto de luz:
mientras
me besabas, un atardecer en tus ojos.
Desde
Brooklyn, Nueva York es una postal
silenciosa
y cambiante aferrada al ocaso,
un
fondo amable contra el que te recortas
mientras
observo cómo el viento
juega
con tu pelo y sus novedades.
Existe
un puente milenario oculto
que
une mis deseos y tus sonrisas.
Le
robamos la luz a este atardecer
y
emprendemos el camino de vuelta
entre
miradas atrás y besos breves
con
la Rapsodia Azul de Gershwin
como
banda sonora original.
1 comentario:
Increíble, hacía tiempo que no escribías así, simplemente perfecto. JBF
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