Ha hecho las maletas, aprovechando los días de asueto y lo económico de los vuelos low cost, y ha salido de la ciudad sin abandonarla (nunca) completamente.
En Bérgamo, cerca de la Piazza Vecchia, en una antigua casona recién restaurada (y con buen gusto, para colmo) ha establecido su campamento base para visitar la pequeña ciudad medieval, la industrial Milán y la grandiosidad del lago Como y sus alrededores. Mañana será el turno de Verona y después un par de noches en Venecia.
El Ciudadano B está disfrutando de lo lindo. Él también se merece unas buenas vacaciones.
2 comentarios:
Envidiaenvidiaenvidiaenvidia...
Cuando tenga dinero, quiero comprarme un piso en Florencia... con vistas a los atardeceres sobre el Ponte Vecchio...
Si puedes, pásate por allí a ver uno... se te quedará tatuado en las retinas para siempre...
A disfrutar, buen hombre...
Echa una ojeada de mi parte...
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