Cuando hablo de otoño no hablo de la manida expresión "alfombra de hojas secas", sino del color café con leche que baña la ciudad. No hablo de la lluvia, sino de la vista borrosa desde el lado seco de la ventana. No nombro la tristeza, porque no es estación-tristeza, sino estación-nostalgia. Es la estación del paraguas y la leche caliente.
A las siete de la tarde, la ciudad ya tiene al sol en el bolsillo, hay vida en las ventanas de los bloques grises y la penumbra se apodera de los parques para alegría de alguna pareja. Bajo del coche y siento la necesidad del frío (pero no), de un paseo por La Ribera (pero no), de un café en el Soul (pero no). Este fin de semana la estación cumplirá mis deseos. Llega Otoño y sus revoluciones eutópicas...
A.B. ... deseando Otoños eutópicos (pero no).
1 comentario:
hola! Soy tan nueva en esto que no se ni como escribir.me gusta tu ciudad. Coincidimos en muchos temas q aún me quedan por publicar, como lo del tren. Y facto delafe y las flores azules!! Les adoro! Gracias x tu bienvenida. Aún me falta mucho por hacer. Saludo!
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