La belleza, en determinadas circunstancias,
puede encontrarse en la cola de un McDonalds,
ser morena, de pelo largo, vestir ropa de H&M
y pedir un McFlurry con topping de chocolate.
Eso pensó “Roberto – Encargado” cuando,
desde la atalaya de la caja registradora le dedicaba
su McSonrisa de conquistador con camisa de cuadros.
Al acabar su turno trató de encontrarla buscándola
por las tiendas del complejo de ocio, los multicines
y las dos plantas de parking cubierto-completo.
La belleza, en determinadas circunstancias,
aprovecha la inmensidad de los centros comerciales
para evadirse, difuminarse y perderse para siempre.